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domingo, 13 de octubre de 2019

EL GUAYACÁN (Nicolás Seclén ) Marinera. Transcribed by: Alex Mendoza.




EL GUAYACAN (Marinera Norteña)
- Nicolás Seclén

Tierra del Guayacán,
lindo madero de mi amor.
Tierra del Guayacán,
lindo madero de mi amor.
Es de Chalpón la flor hermosa,
orgullo de mi nación.
Es de Chalpón la flor hermosa,
orgullo de mi nación. (bis)

Desde Chiclayo a Pacora,
y de Jayanca al Cerro e'la Vieja.
Desde Chiclayo a Pacora,
y de Jayanca al Cerro e'la Vieja.

Todos dicen cual eco al cielo:

En Motupe está mi Cruz,
se celebra con anhelo.
Ella bajará del cerro,
es la cama de Jesús. (bis desde "Desde Chiclayo...")


ALGO DE HISTORIA SOBRE ESTA CANCION:

Cuenta la historia, que hubo un momento en que los pobladores de estas tierras norteñas temía por una gran catastrofe, y que el sacerdote Juan Agustin de Abad que vivia en una cueva del Cerro Chalpón, antes de morir escribio con su propia sangre un mensaje, indicando a los pobladores que se buscara una cruz que el tenia en su cueva y la llevaran a Motupe para venerarla, de ese modo estarian protegidos por siempre.

Luego de buscar arduamente, un 5 de Agosto dos personas finalmente encontraron la cruz mencionada por el sacerdote, estaba perdida entre ramas por la cueva.

Siguiendo las indicaciones del Padre Abad, la cruz fue llevada a la Iglesia de Motupe para venerarla, y como no ocurrió ninguna catástrofe, atribuyeron el milagro a la cruz del cerro Chalpón.

Por esta razon el 5 de agosto de todos los años se celebra la fiesta de la Santísima Cruz de Motupe, comenzando las celebraciones a partir de 3, en el que centenares de fieles suben al cerro chalpon en busqueda de la cruz para traerla a la iglesia y venerarla.

jueves, 10 de octubre de 2019

LOS ALGARROBOS ( Marinera ) Nicolás Seclén .Trascribed by: Alex Mendoza.





“Me preocupa mucho que más adelante no se escuche una marinera o un tondero”



8 04 2013 | 18:30h

NICOLÁS SECLÉN SAMPÉN. Cantante y compositor, líder del trío musical Los Mochicas del Perú, agrupación que tiene en su haber canciones como “Tierra del guayacán” “Las alforjas”, “La veguera”, “Suspira
Maricarmen Chinchay
Chiclayo

La aparición del trío Los Mochicas del Perú se produjo en 1955, cuando se realizó en Lambayeque un concurso para escoger al mejor conjunto de música popular, auspiciado por la entonces marca de chocolates Mayascán. Es allí donde don Nicolás Seclén junto a José Arbulú y Antonio Medina Ramírez obtienen el segundo lugar, ya bautizados como el trío Los Mochicas por el periodista y profesor chiclayano Alfonso Tello Marchena.
Este líder musical criollo nos regaló algunas memorias y vivencias en esta entrevista. Es chiclayano, está entre nosotros y es nuestro.
¿Por qué cree que luego de más de medio siglo la música de Los Mochicas sigue vigente?
Vea usted, yo soy hijo de un campesino y sé lo que es abrir el surco, pisar el barro y abrir la tierra. De esa época recuerdo el bullicio que hacían los pájaros cantores al mediodía, ya sea en un algarrobo o en un mangal; ahí están el chisco, el huerequeque, la chilala, la urraca y otros más que fueron mis verdaderos maestros, porque en ese entonces no habían maestros que enseñaran [...] muchas cosas fueron de oído, y por qué le digo esto, porque esa es la razón que la música de Los Mochicas salió del alma, fue pura y por eso no ha muerto.
De todas sus composiciones, ¿cuál es la que más destaca para usted?
“El Huayacán” definitivamente, porque es una canción como sabe la mayoría, dedicada a la Cruz de Motupe que se hizo muy conocida y difundida en tiempos de festividad del santo madero, después viene “Las alforjas”. También compuse una canción a Tinajones, es decir, la música que hicimos reflejó en todo momento lo hermoso del norte, de Chiclayo y de Lambayeque.
Quién diría que fue justamente “la chiclayanada” la que le abrió las puertas hacia ese cerrado grupo criollo que reinaba en Lima por aquel entonces...
Ah, pero por supuesto. En mi repertorio hay música de Felipe Pinglo, de Chabuca Granda, pero con todo el respeto que se merecen los compositores limeños, yo nunca grabé canciones de Lima. Yo siempre me mantuve con mis marineras, mis tonderos y valses chiclayanos y con ellos entramos al mundo discográfico que era muy competitivo, con nuestro estilo propio donde por ejemplo, en las canciones mencionábamos los apellidos tradicionales de Chiclayo como los Chafloque, Chanamé.
Y de los compositores criollos contemporáneos, ¿cuál cree usted que ha sido el mejor?
El ferreñafano Luis Abelardo Núñez, sin duda. Él ha dejado unos mensajes de música muy hermosos, y lamenté mucho cuando él regresó del Japón a Lima con la misión de llevarme pero no se pudo. Recuerdo que me enseñó una foto de un restaurante de allá del Japón y me dijo: “mira cholo, aquí vas a trabajar”, pero lamentablemente la enfermedad se lo llevó antes y falleció, pese a que tuvo una gran despedida en su Ferreñafe querido, en Lima no le dieron la atención que merecía.
¿Y qué opina sobre la música actual, sobre todo de la criolla?
Los tiempos cambian, los gustos cambian y la música no es ajena a ello. Yo respeto a los músicos y los géneros, pero lo que a mí me preocupa es que más adelante no se escuche una marinera o un tondero. Lamentablemente no hay formadores hoy en día, si no hay herencia esto se puede perder; cuando yo llego a Lima habían muchos tríos: Los Chamas, Los Morochucos, Los Trovadores Criollos, pero hoy ya no hay más, ya no surgen los grupos que alimenten y creen nuevas canciones.
¿Eso quizá porque a nivel de la música criolla peruana ya se escribió todo?
No, eso no es verdad. Lo que sucede es que antes los compositores componían de verdad, la obra nacía cuando uno se enamoraba o cuando admiraba a una mujer que se convertía en la musa, la canción salía diferente y por eso calaba hondo. Ahora no es así, ahora todo es comercial por eso pasa un año y las canciones pasan y se olvidan.
¡Achica, achica... mochica! ¿De dónde salió esta frase tan popular que acompaña al trío desde siempre?
A bueno, un día teníamos presentación en Lima en el Club Felipe Pinglo, allá donde estaban todititos “los leones” (risas), entonces no faltó uno que nos gritara desde el público: “...a ver, ¿dónde están esos chiclayanos?” y le hice señas a José Reluz (que en paz descanse) que me acompañaba en el banjo en ese tiempo, para poder empezar. Fue una frase no programada, que yo creo que respondió más que todo al orgullo norteño que llevamos dentro, y de pronto la dije fuerte: “¡Achica, achica... mochica!” y desde allí no paramos de repetirla porque en ese momento gustó y pegó mucho.
¿Y la frase apela a la fuerza,  la garra que se le debe poner a cada cosa que se hace porque un mochica, un chiclayano no se “achica”, no se intimida o sí?
Ah, claro, un mochica es un guerrero. Podemos intimidar, y qué mejor si es enamorando (risas), pero no podemos ser intimidados.
¿Cómo le gustaría que los recuerden?
Me gustaría que nos recuerden como el trío musical más importante del norte del Perú, pero aún hay “Mochicas” para rato, ah.

Extraido del diario: LA REPÚBLICA ( Perú )

Salen a la luz shows obscenos de otras agrupaciones musicales
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